lunes, 3 de septiembre de 2012

UN TEJADO PARA EL ASFALTO


Si nos pidieran que dibujáramos una casa en pocos trazos probablemente recurriríamos a la típica imagen infantil con una ventana cuadrada, una chimenea y, sobretodo,  una cubierta a dos aguas. Para hacernos entender dibujaríamos como lo hacen los niños, es decir plasmando una realidad a partir de un símbolo que la representa. La V invertida de la cubierta a dos aguas es un símbolo de la arquitectura mas primitiva: el hogar. Y evoca emociones de recogimiento y quietud.

Muchos arquitectos, especialmente a partir de la postmodernidad, han estudiado el espacio desde el valor simbólico de algunas de sus formas. Formas iconográficas que con frecuencia encontramos en la ciudad, aunque normalmente estén alteradas o disimuladas. Al verlas una especie de memoria genética cultural las descodifica y a partir de esto, de un modo inconsciente, se determina qué vamos a esperar de ese espacio, cómo nos vamos a posicionar ante él.

Los esbozos de Aldo Rossi expresan el goce de una
 mirada infantil que convierte la arquitectura en iconos
 claramente reconocibles: tejados, cúpulas, torres...
Fuente: aamgalleria.it

Cuando aquello que las señales de una arquitectura nos sugieren no concuerda con la naturaleza real de la misma, entonces un pequeño cortocircuito mental hace explotar ese juego de simbolismos y una sutil extrañeza nos descoloca por un momento. A veces son los propios arquitectos quienes juegan a confundir al paseante. Pero otra veces esto ocurre espontáneamente por alguna circunstancia caprichosa.

En el edificio Tokyo Apartment Sou Fujimoto lleva
 al extremo un juego con los simbolismos arquitectónicos.
 Las habitaciones cogen forma de casa y se apilan. 
Fotografia de Daici Ano.

Cerca del mercado de Sant Antoni, una estructura cubre un tramo de la calzada de la calle Comte d'Urgell. Encima no hay ningún edificio y debajo sólo está el tránsito de los vehículos. La imagen tiene algo desconcertante. Está claro que, hablando en términos funcionales una calzada no necesita para nada una cubierta, y todavía tendría menos sentido que lo único que se deje descubierto sean las aceras. Sin embargo creo que lo que acaba de provocar la extrañeza es la forma, a dos aguas, de la cubierta. Tenemos una casa encima de la carretera, un hogar cuyos habitantes són unos vehículos pasando a toda velocidad. Es verdad que nos parece normal encontrar cubiertas a dos aguas sobre espacios que no son hogares, como por ejemplo fábricas o escuelas. Pero también es verdad que estos espacios comparten algo con el hogar: en ellos se está, se permanece. Debajo de nuestro tejado sobre la calle nada permanece.




Luego nos enteraremos de que, mientras duren las obras del mercado de Sant Antoni, este tramo de calzada se corta al tráfico rodado los domingos por la mañana y esta estructura sirve para acoger un mercado semanal de libros de segunda mano. Pero incluso cuando ya sepamos esto, durante seis dias y medio de la semana al pasar por este espacio algo en nosotros esperará encontrar un centro allí donde sólo encontraremos trayectorias, y quietud allí donde sólo encontraremos movimiento.

                         
                                                                                                          Rafael Pérez Mora 






5 comentarios:

  1. Excelente...
    Cada día divagas más y mejor.

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  2. Es una estructura desconcertante ciertamente.

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  3. Creo saber que fue lo que te inspiró a escribir esta entrada :D Siempre es bueno recordar el encanto de lo sencillo.
    Contigo he descubierto que me gustan los espacios mucho mas de lo que creía... y no digo que me guste la arquitectura! He escrito "espacios"! ajajaj you know what I mean..

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  4. Felicitats!! Estas fent l'arquitectura popular, assequible!! Es un plaer llegir els teus articles!!

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  5. M’agrada !. No havia fins ara fet cap comentari, però després d’aquesta última entrada haig de dir que vaig trobant rodó aquest blog.

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