domingo, 5 de mayo de 2013

PLATANUS HISPANICA


En una escena de la película Girl with a pearl earring (Peter Webber, 2003) el pintor Johannes Vermeer pregunta a su joven aprendiz de qué color son las nubes que se ven por la ventana. La joven mira al cielo y responde que blanco, gris y azul. Entonces el pintor insiste en la pregunta. La muchacha vuelve a mirar por la ventana, espera unos segundos  y  finalmente responde que también hay rojo, verde y amarillo.

Tenemos la idea de que el cielo es azul y las nubes blancas, así que nos cuesta ver toda la gama de colores que contienen, aunque las tengamos delante. Del mismo modo cuando miramos una calle no solemos ver más que la idea mental que tenemos de una calle: una calzada, unas aceras, unas fachadas y quizás unos árboles. Podríamos advertir allí muchas más cosas, como por ejemplo la secuencia de colores que forman los carteles y los escaparates de los comercios, o la vibración que generan las pequeñas sombras proyectadas por balcones y ventanas, o el ritmo continuo y repetido del pavimento de las aceras que va marcando, como si fuera un bajo sonoro, nuestro andar. En realidad todos estos estímulos están imprimiéndose en nuestros sentidos y, aunque los descartemos a nivel consciente, permanecen en nosotros y condicionan secretamente nuestra percepción e, incluso, nuestro estado general.

La mayoría de los árboles de Barcelona son de hoja caduca, plátanos de sombra. Cuando a finales de Abril despliegan su copa andar por las calles se convierte en una experiencia totalmente diferente a hacerlo en Invierno. De hecho la propia calle se convierte en otra cosa porque queda cubierta por un techo. Un techo con grosor: una espesura de tonalidades verdes punteadas por una luz que queda dramáticamente atrapada entre ellas. Parte de esta luz llega hasta el suelo conviertiéndolo en un dibujo de sombras y brillos que se recomponen según sople ese dia la brisa marina, siempre presente en la ciudad. Al andar vamos interrumpiendo estos rayos de sol y nuestras pupilas se dilatan y se contraen provocando un centelleo en los ojos que viene acompañado de sutiles cambios de temperatura en nuestro cuerpo.


Gran vía de les Corts Catalanes
  
El techo verde se expande durante Abril y Mayo convirtiéndose en una masa que lo engulle todo, rodea y aísla los edificios y convierte las calzadas en grutas verdes por las que pululan los vehículos y los peatones. Y sin embargo, ¿que vemos nosotros? Una calle con árboles. La idea de calle se impone sobre todo lo que se está imprimiendo en nuestros sentidos. Y los árboles, si es que los llegamos a ver, nos siguen pareciendo unidades aisladas, objetos decorativos. Pero aunque no sepamos advertir que la calle desapareció con el Invierno y que ahora estamos en una via-jungla, ésta misma nos está provocando un placer íntimo e inconsciente que sólo espera ser celebrado.


Calle del Comte Borrell







El mejor de los arquitectos no podría haber imaginado espacios mejores para las primaveras y veranos de la ciudad. Los mejores constructores no tendrían la suficiente  sutileza para construirlos. Y nosotros no nos damos cuenta de que existen. Seguimos viendo las nubes sólo blancas.

      
                                                                                                             Rafael Pérez Mora



2 comentarios:

  1. Primavera es una palabra que proviene del latín y que significa "primer verano", aumentan las sensaciones placenteras y la producción de hormonas como la melatonina y las feromonas, determinantes, entre otros aspectos, para la actividad sexual, y en plena explosión sexual quien se va a fijar si hay árboles o de que color de las nubes… tus instintos son otros...

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  2. Qué casualidad, he pensado mucho sobre
    nubes en invierno como seres sensuales y como categorías semioticas, llegando
    al acuerdo (con la nube cuidadosamente contemplada)que con la última
    categoría se las desvalora. Después de esa experienza pensé que el demonio de una
    vida contemplativa, atenta ( o mejor el adjectivo "achtsam" - que contiene el gesto profundo hacia la vida de enfrentarla con un cuidado atento y valorizante) es el concepto del idioma, de "la palabra" porque nos cega, reduciendo nuestros alrededores en pictogramas funcionales.
    Pero ahora gracias a este texto, también me surgen pensamientos a favor de "la palabra" ;)

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